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Paraguay: Costumbres y lugares de un país religioso

Viajar a Asunción y sus alrededores, es sorprenderse a cada paso. Desde el color de su tierra colorada, hasta sus cerros, conjugan varios paisajes de esplendor. El lago de Ypacarai, con San Bernardino, su villa veraniega, con casas coloniales y gran vegetación, invitan a recorrer cada rincón des este país calido y hospitalario…

Fui invitado a conocer parte de Paraguay, por la Familia de Alejandrino y Hermes Mareco, quienes tienen muchos hijos y nietos en la zona Itaugua; distante 25 Km. de Asunción, Capital de Paraguay. Viven rodeado de grandes árboles y plantas frutales (Plátanos, naranjos, pomelos, mandarinas aguacate, mangos, mamones etc.) En su finca hay caballos, vacas, chanchos, patos y gallinas. Su vivienda no difiere mucho, de otras en la zona casi rural. Pues una de las costumbres de los paraguayos es tratar de autoabastecerse de todo lo que se pueda. Esta actitud contrasta con la gente del la ciudad-ciudad, como Asunción o San Lorenzo etc. Donde nada falta en sus supermercados y centros de compras.

Es en estos centros mas poblados, precisamente es donde se nota mas el contraste arquitectónico. Pues, se ven las grandes casonas de estilo español, con modernos edificios en torre, donde se ve que este país, entro en el modernismo. Para confirmar esto que afirmo, vasta observar los autos, camionetas y camiones de ultima generación, todos importados, que recorren rutas, calles y caminos de la tierra Guarani.

Pase Semana Santa entre ritos y leyendas. El pueblo paraguayo en general es muy religioso. Católicos por herencia y vocación, lo prueban sus hermosas capillas, iglesias e imágenes de sus santos/as mas venerados, entre los que sobresalen la Virgen de Caacupé (patrona del país) y la Virgen de Asunción. En la mayoría de los hogares hay un lugar para orar a sus santos y prenderles una vela.

Otro aspecto que marca el perfil de los paraguayos es su gastronomía. Única, original y sabrosa. En toda mesa que se precie de tal, no puede faltar la “Sopa paraguaya”, especie de torta elaborada fundamentalmente en base a harina de maíz. No hace falta pedirla, siempre esta presente desde la casa más humilde hasta el restaurante de categoría cinco tenedores. Para completar la originalidad gastronómica, la mandioca (hortaliza, similar a las batatas, pero más alargada y con mucho almidón) suele ser compañero infaltables en los asados de cerdos, vacunos o con un pollo frito. La bebida típica es el tereré, infusión con agua muy fría, que se sirven el mate tipo calabaza o en cualquier elemento que contenga la yerba mate molida, para beber de a sorbos con una bombilla, especialmente en la temporada estival.

La marca más original, única e irrepetible de los paraguayos es su idioma. Hablan todos el Guarani, de sonido armónico y romántico, es rico en sus combinaciones. La música y sus canciones muestran la belleza de este idioma, que sus cultores defienden desde el pre-escolar y se habla corrientemente en todas las clases sociales. Pero los paraguayos también hablan el castellano, mostrando su ductibilidad para la comunicación, virtud que muestran siempre, ya que son muy “charlatanes” y alegres.

Esta apretada síntesis de cinco días conviviendo en un hogar y no en un hotel, recorriendo lugares con guías de “corazón”( Hermy y Rosi) y no de una empresa. Pretende humildemente mostrar lo más bello de este país, con mucha historia, calido y amable. Completo mi “crónica” con varias imágenes, que hablan mas que mil palabras.